lunes, 26 de octubre de 2015

Comer en París (I). Comer de Estrella

Como ya os he comentado en algunas publicaciones, esta web no trata solamente de subir material de las recetas que realizamos en Urban Chef, ya sea en talleres, cursos o chef a domicilio. De vez en cuando publicaré coñas mañaneras que haya ideado un día que me aburría, otro día subiré consejos de dónde comprar y cómo comprar, o publicaciones acerca de restaurantes que me hayan llamado la atención, para bien o para mal. Este es el caso de hoy: consejos para comer en París, ya seas residente o turista.
 
Os adelanto que comer en París no es fácil. Ni siquiera se puede considerar que es comer Francia. París es una cosa y Francia es otra. París es un producto que funciona a las mil maravillas capaz de reinventarse con muchísima facilidad dependiendo de donde vengan los vientos (los dólares, los euros o los yuanes), y que tiene de francés lo que le interese según el momento.

Voy a hacer varias publicaciones acerca de comer en París porque realmente, después de casi 6 meses viviendo aquí, para mí sigue siendo un reto acertar. Os comento unas notas generales, y luego ya os doy la brasa con la Guia Michelin.

Por regla general en París se come como el culo. Si, como el culo. Caro, cartas limitadísimas a lo mismo (a vender el París más casposo), lugares incómodos y servicio más que mejorable. Las opciones son varias, alguna con nombres de novela cursi: brasserie, bistro,...  y otras con nombre común pero que suponen ampliar la hipoteca de la casa a la hora de pedir la cuenta: el restaurante.

Los españoles estamos directamente bien jodidos porque aquí en París el acto de comer es independiente del de beber. Me explico. Si tú quieres comer bien, como buen español, quieres acompañarlo de unas cervecitas en verano, o un buen vino que ayude a hacer de la comida ese momento memorable que vivimos un par de veces todos los días. Pues en París si quieres beber además de comer la hipoteca irá acompañada de empeñar el coche o renunciar a la ortodoncia de los niños. La caña (25cl) no baja de 5€.

En esta primera publicación de la serie voy a hablaros de los restaurantes top. Los galardonados con Estrella Michelin.

 

Mi opinión de la Guía Michelin es clara. Una grandísima ayuda al viajero que quiere comer bien allá
donde vaya, pues es una garantía de buen hacer, pero que se puede convertir en pesadilla cuando te creces y pasas a sopesar comer en restaurante con estrellas. Ojo, no digo que los restaurantes con estrella sean un cuento, y mucho menos es España. Digo que puedes salir escaldado por no recibir lo que esperabas por ese precio. La Guia Michelin es un negocio de una empresa que vende neumáticos y marca Francia, con esto quiero decir que el conseguir estrellas Michelin, tan caras para los españoles, aquí en París no es tan difícil. Es mi opinión como cocinero profesional y como cliente, pero también es lo que aseguran inspectores evaluadores de la Guia como Pascal Remy que denunció en su libro El inspector se sienta a la mesa, como regalaron estrellas indiscriminadamente en Francia y en Japón por motivos comerciales.

 

Los restaurantes de estrella suponen un desembolso mínimo de 150/180€ por persona si quieres comer con el vino más barato de la carta. Después de estudiar bastantes cartas de París siguen
ofreciendo exactamente lo mismo que se ofrecía hace 30 años, platos clásicos franceses con un emplatado muy clásico y algo cargado, todos han sido discípulos de Ducasse o Bocouse, y no puedes decir que comas mal pero te quedas con cara de gilipollas porque según ha transcurrido la comida y la sobremesa te das cuenta que nada te ha sorprendido. Viendo lo que propone Quique Dacosta o Paco Roncero, que combinan una altísima gastronomía, la sorpresa, la puesta en escena y locales de un gusto increíble, te das cuenta que el camino para llegar a la misma categoría de la Guía más valorada del planeta no es el mismo para todo el mundo.
 
  ¿Mi consejo si queréis celebrar algo especial y tenéis decidido ir a un restaurante con estrella? Elegidlo por el local. Vas a comer en todos parecido y al menos te irás con la experiencia de haber comido en la Torre Eiffel (Jules Verne), o en un chateau del Bois de Boulogne (Le Pre Catelan).
¿Mi mejor consejo? Haz uno curso en Urban Chef y cocínalo tú mismo en casa. 
*Fotografías de publicación Carré des Feuillants 2 Estrellas Michelin 

lunes, 5 de octubre de 2015

¡Fusión!

Por más que horrorice a nuestras madres y abuelas, fusionar está de moda. "Lo dulce que sepa a dulce y lo salado a salado. Esas mezclas a mí no me las hagas probar". "Donde esté un cordero como el de toda la vida que se quiten esas extravagancias que hacéis ahora".
Es duro, pero los cocineros de hoy en día tenemos al enemigo en casa, tenemos que enfrentarnos contra la que nos parió y nos inculcó el amor por la cocina. ¡Lucha contra tu madre!, no te puede dejar de querer por meterle una reducción de remolacha al bonito.

Hoy en Urban Chef, ¡Fusionamos!. Para sorpresa de alumnos y comensales vamos a preparar Maki de Pollo y Gambas. Cuando lo vea mi madre me va a meter un bofetón...carne y pescado, ¿a quién se le ocurre?...

Hace un montón de años, cuando aún era un prometedor y joven ejecutivo en el sector financiero, me invitarón a comer a Nodo, donde Alberto Chicote se hizo famoso fusionando cocina española y japonesa. A mí eso de meter jamón ibérico a unos makis me pareció espectacular. La carta era ininteligible entonces por mi ignorancia sobre la comida asiática pero salí muy satisfecho.

Las fórmulas asiáticas se prestan mucho a la fusión por varios motivos: utilizan ingredientes poco habituales en nuestra gastronomía, son muy coloridos y visuales, sabores muy potentes, y, a pesar de la globalización, nos siguen sonando a exótico.

¡Pues vamos con esos makis!

Elaboración sencilla pero entretenida. Una esterilla para enrollar ayuda, sobre ella un film donde dentro se enrollará el Maki, una cocción delicada, y un montaje resultón.

El arroz del Maki lo vamos a sacar del roll y lo utilizaremos de guarnición, mezcla de arroz salvaje y basmati para mayor contraste visual. Una confitura de limón y una salsa verde terminarán de hacer las delicias de nuestros sentidos.


¿Qué os ha parecido?.

Ahora una receta rápida de mi etapa en Santceloni. La he utilizado con muchísimo éxito en degustaciones en Madrid y es una bomba en la boca. Bonito marinado en PX y soja sobre reducción de remolacha. Visualmente espectacular, sobe todo cuando empiezas a comerla pues la reducción está  pintada debajo del bonito. En la boca la reducción de remolacha y el contraste salado de la soja y el pescado son brutales.
En el taller de Urban Chef lo hemos emplatado con una crema de almendras y unos cubos de melón osmotizados al vacío con jugo de remolacha. Exactamente como hacen en el 2 estrellas Michelin de la Castellana. ¡Qué escándalo!


¡Qué bien nos lo pasamos en París! Tralará tralarí